Introducción

El viento es una fuente de energía de la cual el hombre tiene conocimiento desde épocas muy antigua, aunque curiosamente se ha volcado al uso de energías menos sanas. El aprovechamiento del viento hoy puede sustituir al combustible fósil, evitar el recalentamiento terrestre y parar la gran emisión de millones de toneladas de dióxido de carbono.
En los próximos 40 años los seres más evolucionados del planeta habremos logrado retrotraer el clima de la Tierra en unos cuantos cientos de miles de años, si no logramos reducir drásticamente la emisión de gases que afectan a la atmósfera. La quema de combustibles fósiles es la principal proveedora de dióxido de carbono, gas que acentúa el denominado "efecto invernadero", al acumularse este gas en la atmósfera la energía de los rayos solares convertida en temperatura queda retenida como sucede en los invernaderos para flores u hortalizas, no pudiendo liberarse en su totalidad hacia el espacio, incrementando progresivamente la temperatura del planeta.
Un estudio de Naciones Unidas de 1995 sobre cambio climatológico determinó que la temperatura global promedio aumentó entre 0.3 y 0.6 ºC en comparación con los índices preindustriales. De mantenerse los actuales niveles de emisión de gases, se pronostica un aumento de 0.2/0.3 ºC por decenio.
El mismo estudio determinó también que el nivel del mar se elevó en los últimos cien años entre 10 y 25 cm., incremento fuertemente relacionado con el calentamiento global. Frente a tan inquietantes datos, el mundo científico estableció "límites ecológicos" que no conviene traspasar. Así ha quedado en claro que si la temperatura aumenta más de 1 ºC respecto de los niveles preindustriales, habremos traspuesto peligrosamente uno de esos límites, ya que la velocidad a la que se produce este incremento incidiría negativamente en la capacidad de adaptación de las especies vegetales y animales, además provocaría el derretimiento de grandes masas de hielo, fundamentalmente de los polos, implicando un incremento en el nivel de los océanos que haría perder vastas extensiones de tierra.
Conociendo estos parámetros se determinó que la cuota máxima de combustible que los hombres podemos quemar es de apenas un 25 % de las reservas conocidas de petróleo, gas y carbón y esa cantidad es solo el 5 % de las reservas totales, actuales y potenciales.
Un paso fundamental para mitigar la emanación de gases nocivos a la atmósfera es cambiar el modelo de obtener energía, y la eólica se erige como la más limpia, competitiva y menos destructiva.
La generación eólica representa una fuente eficaz de energía renovable no polucionante, con un potencial enorme en varios sitios del mundo. Combinada con una fuente energética de respaldo, como podría ser la hidráulica y en un futuro el hidrógeno, se constituye en un sustituto posible de los combustibles fósiles. La complementación viento transformado en electricidad con las posibilidades energéticas del hidrógeno puede convertirse en factor decisivo en la lucha contra la polución.